El Plan Anual de Poda del Ayuntamiento de Huelva permite la intervención en más de 12.000 árboles de la ciudad a lo largo del año. Unas actuaciones programadas que se organizan siguiendo un calendario de mantenimiento adaptado a las necesidades de cada especie, en función de su ciclo biológico, la retirada de frutos, el control de plagas y  enfermedades, el saneamiento y rejuvenecimiento, la seguridad  o la ornamentación.

Asimismo, junto a las labores de mantenimiento permanente de la arboleda, desde el área municipal de Parques y Jardines se trabaja mediante este plan para poder atender demandas vecinales, imprevistos y urgencias, como posibles efectos de temporales, así como para llevar a cabo clareos y despejes en  recorridos de la capital que por distintos motivos lo precisen.

Se establecen nuevos procedimientos en la poda de arbolado urbano para preservar la salud de los árboles y la seguridad, basados en los criterios establecidos en los Planes Directores de Arbolado implantados ya en otras ciudades; donde se prioriza la función el árbol como ser vivo, considerado como el principal elemento de la infraestructura verde que reporta múltiples beneficios ambientales y para la salud de las personas dentro del ecosistema urbano.  

Al respecto, la concejala de Hábitat Urbano e Infraestructuras, Esther Cumbrera, ha destacado que “se trata de un Plan que está totalmente adaptado al ciclo biológico de la arboleda de la ciudad, teniendo en cuenta para ello parámetros como la especie, edad, altura, estructura y estado vegetativo del árbol, así como el espacio aéreo disponible, entre otras variables que determinan la necesidad de actuación”. En paralelo, el Consistorio onubense desarrolla una campaña anual para aumentar la cobertura vegetal de la ciudad, que hasta el próximo verano supondrá la plantación de alrededor de 500 árboles.

Igualmente, se lleva a cabo un “Plan gestor de prevención de riesgo de caída del arbolado,analizando y diagnosticando el estado fitosanitario y biomecánico, y actuando en caso de necesidad mediante la poda o tala, deejemplares de especies arbóreas y palmáceas que por diversos motivos: edad, decaimiento, falta de sección de madera, patologías sufridas, inadecuado mantenimiento (podas severas, etcétera); así como porte e ubicación, pueden suponer un potencial riesgo ante la falta de estabilidad mecánica  y estructural que pudieran tener.

La ciudad cuenta actualmente con un total de 33.000 árboles dentro de los espacios públicos de titularidad municipal, de los que aproximadamente el 70% se encuentra en viarios, plazas y espacios peatonales y el 30% restante en zonas verdes y parques.  Por ello, para llevar a cabo estas labores se precisa en muchos casos de la estrecha colaboración de la Policía Local, de cara a proceder  al desalojo de vehículos estacionados en la vía pública y poder así acotar la zona.

En cuanto a los medios empleados, hay que destacar que durante los últimos años el Ayuntamiento  ha venido reforzando los equipos disponibles  para este tipo de tareas,  lo que está facilitando acceder a las copas de los distintos tipos de árboles distribuidos por la ciudad y garantizar la protección  de su estructura completa.

Al respecto, junto a la poda ‘con pértiga’  o andamio  que llevan a cabo los operarios municipales desde el suelo para ejemplares de altura menor a 4 metros, la más habitual es la que se realiza mediante plataforma elevada, gracias a los tres camiones con canasta con que cuenta el Servicio Municipal de Parques y Jardines. No obstante, las palmeras más altas de la capital, como la situada en la Plaza Quintero Báez, que alcanza los 26 metros de altura, requieren del uso de la escala cedida por el cuerpo de Bomberos del Consistorio onubense.       

En relación a las especies, hay que señalar que gracias a la poda de palmeras en otoño e invierno  se garantiza la seguridad de los transeúntes, evitando el peligro de desprendimiento de palmas e inflorescencias secas; y el riesgo de caída de ramas por copas de árboles demasiado espesas que pueden ceder con el viento, salvando asimismo obstáculos en semáforos o farolas y liberando los recorridos de los autobuses urbanos.

Huelva cuenta en la actualidad con un total de 2.600 ejemplares de palmáceas, de las que 1.200 corresponden al género de las washingtonias y se distinguen por  su tronco robusto, esbelto y de gran altura, revestido por los restos de hojas secas que forman un característico aditamento. Por su parte, las canarias, de las que en Huelva hay unas 500, requieren de mucho espacio, alcanzando hasta los 19 metros y destacando por su resistencia y majestuosidad. Además, la ciudad cuenta con 400 palmeras de las llamadas  datileras y otras especies variadas como cocos plumosos, palmitos gigantes, etcétera.

Cabe señalar que  junto a las tareas destinadas a aligerar las copas y retirar las palmas de las palmeras, en la programación de poda es importante adelantarse a la caída de los frutos del árbol al suelo para evitar los riesgos de accidentes y la suciedad que provocan, así como para liberar de carga a su estipe. Para ello, se fuerza la caída de los mismos, recogiéndose de manera inmediata y procediendo si es necesario a una limpieza en profundidad con agua caliente para eliminar las manchas que  pueden dejar sobre el pavimento.

Así, mediante estos trabajos, además de tratar de evitar accidentes que puedan estar provocados por la concentración en el suelo de frutos como los de las palmeras, especialmente cargadas de dátiles tras el verano, se contribuye también a mejorar la imagen de la ciudad y que ésta pueda permanecer  más limpia.

Por su parte,  entre los meses de octubre y febrero se procede habitualmente a la poda de los más de 5.000 naranjos que hay en los distintos barrios de la capital, coincidiendo con la retirada del fruto. De esta forma, se facilita controlar su crecimiento y que la planta pueda concentrar sus energías en producir las flores de azahar, tan características del inicio de la primavera en Huelva.

Mientras, los árboles de hoja caduca, como los plátanos de sombra, de los que en la ciudad hay 1.200 ejemplares, olmos, de los que hay 600, o sóforas entre otros,  suelen podarse en los meses de otoño e invierno, coincidiendo con el receso vegetativo de la planta, aunque siempre en función del clima y las temperaturas, ya que cuanto más susceptible sea la especie a las bajas temperaturas, más habrá que retrasar su poda. Asimismo, hay casos en que es mejor realizar la poda tras la floración  para evitar daños en nuevos brotes y flores.

Finalmente, en cuanto al tipo de poda a realizar en los árboles que lo necesitan para su correcto desarrollo y vitalidad, hay que señalar que a través de este Plan anual municipal, en la ciudad se efectúan principalmente podas de formación, saneamiento y rejuvenecimiento o clareo, por ser las más adecuadas, aunque en los casos de las especies más castigadas se impone una poda drástica, de terciado y desmochado, para evitar posibles riesgos hasta su sustitución por nuevos ejemplares.